Pero en esos años los alternadores de las motos producían muy poca energía, con lo que el alcance de estas transformaciones se hacía muy limitado. No podías sobrecargar una instalación de 6 voltios y muy pocos vatios con muchas más bombillas de las que ya llevaba la propia moto.

¿Que sentido tiene llevar tantos faros y espejos? La respuesta, que puede parecer obvia, oculta cierta respuesta de enfrentamiento a las autoridades mezclada con una necesidad de la época.
Para entenderlo tenemos que situarnos en la Inglaterra de los años sesenta, en la que los Scooter se han convertido en el vehículo que moviliza a las masas. Con muchos de estos nuevos vehículos circulando por las lluviosas y en ocasiones envueltas en niebla carreteras la primera idea que tuvieron los usuarios fue incluir algún que otro faro más a sus motos para poder ver mejor y ser vistos por los demás.
A esto hay que sumarle que en cierto momento las autoridades establecieron una nueva ley que obligaba a los Scooter a utilizar retrovisores. Un articulo que ahora sabemos que es muy útil para circular (además de para mirar si vas bien peinado o si tienes mala cara) pero que en aquel momento produjo una curiosa reacción entre los usuarios.
Y para recordar aquellos tiempos se reunieron en el Ace Cafe London (lugar de encuentro de las viejas Cafe Racers de los años 60 y 70) unos cuantos aficionados a los scooters clasicos. La Lambretta, la reina de la fiesta.
fuente:motorpasion
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